La propuesta de crear un monumento haciéndose eco de las diversas obras de El Lissitzky revela una noción de espacio y profundidad dentro de las estructuras tridimensionales. El sistema resalta vacío, profundidad, proyecciones - revelación de su ausencia física. El proyecto consiste en una cuadrícula ortogonal 3D que se ajusta al tamaño de Wolkenbrugel. Restando, de la manera de moldeo, una reconstrucción de la presencia espacial que se manifiesta como una estructura del imaginario, permanece invisible pero perceptible.
A partir de esta huella, la imaginación del visitante termina la proyección virtual del monumento. Por la noche, una red de luz revela los contornos virtuales de los lugares donde se forman brillantes distribuidos por toda la estructura que actúan como soporte dinámico para las intervenciones de los artistas invitados.
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